Esperanza...

Me vuelvo vulnerable a instintos y a situaciones en las que donde antes habitaba la duda ahora lo hace la indiferencia, y dónde antes había inseguridad, ahora, hay más.

He olvidado como se camina… y en mi olvido, corro hacia dónde no sé que me espera. El abismo de las sensaciones llamado “destino” que llega a ésta vida que llevo a cuestas cuando le toca sin que reciba por mi parte alguna objeción.

Llevo hasta el alma maquillado por el disfraz de la sociedad; dónde a veces, mi mayor deseo es gritar… pero lo único que consigo decir no es más que un ¡Hola! ¿Qué tal?

¡Maldita educación! Esa que nos condiciona la inercia y nos convierte en “tipos de interés”
… vivir aferrado a la confianza

Gracias a quien que lea esto y se sienta identificado con ello por ser mi eslabón en esta cadena de ilusa desidia y tormentos en forma de falta de tiempo.