miércoles, 7 de mayo de 2008


Estaba sentado a las puertas del Café Roma.

El humo y el gentío formaban parte de un escenario planeado para esa ciudad, donde la polución y el ruido era una cruel señal de identidad.

Leía con desidia una novela que alguien le había recomendado aun siendo reacio a compartir opiniones sobre lo que leer o no…
- el gusto de cada uno se ve reflejado en su modo de entablar una conversación, no en las novelas que recomienda -

Vestía pantalón oscuro y chaqueta de napa. Era un modo de disimular la suciedad en un día de lluvia y arena.

Un cigarrillo mal apagado agota su último resquicio de vida en un cenicero de diseño.

Su agreñado cabello entre oscuro y blanco por el paso de los años jugaba con el viento a hacer locuras. En su cara se leía una historia no demasiado fácil.

Cruzó sus piernas, ajustó sus gafas, humedeció su dedo índice y pasó página.

“Nunca estar solo ha sido comparable con la soledad…”

Apartó la vista de la hoja, dejando el libro abierto boca abajo en la mesa de aluminio para no perder su punto de lectura.Estaba solo.

Mil personas a su alrededor, pero él estaba completamente solo… y no le importaba.

Miró el reloj, eran las 19.35 de un día 7 de mayo.

Sacó de su bolsillo izquierdo una pequeña libreta, un diminuto lápiz de carbón, y comenzó una nueva historia acompañado de un buen café.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jope! perdona por no escribirte correillo hoy no tengo tiempo para nada si quero irme mañana por la tarde
no seas aburrido y vete a ver el partido con jose
sabes que? Tre!! ;)

Marqués dijo...

No pasa na

TRE :)

Anónimo dijo...

acabo de leer tu correo. te lo has leido en dos dias! que maquina! me alegro mucho que te gustara
muchos besitos y aunque no comente mucho leo esto todos los dias jeje
mua guapo!