lunes, 19 de noviembre de 2007

Mi hoy



Hoy madrugué. Para mí amanece cuando aún es de noche. No soy capaz de dormir más de dos horas. Un secreto entre la almohada y yo…

Cierro la puerta con el cuidado justo de no despertar a todo el edificio. Me aferro al cuello de mi chaqueta buscando un modo de saciar cualquier resquicio de aire.

Saludo con desidia al barrendero de este pequeño pueblo. Correcto, amable. La tercera cara que veo en esta mañana.

La primera de esas caras que veo es una que se parece a la mía... la que veo reflejada en el espejo. La que de vez en cuando me asusta e incluso me horroriza.

La segunda, me besa con dulzura y me desea buen día.

Creo que he ido a unos quince despachos distintos. Si tuviese que decorar el mío propio ya lo tendría mucho más claro… Tras pasar la mañana de un lado a otro con una carpeta en la mano, solo he obtenido una respuesta: Terminal.

Sin ganas de nada he acabado dando vueltas por el centro de la ciudad intentando buscar una alternativa: ¿Sevilla? ¿Madrid? ¿Barcelona? ¿O quizás… EE.UU.?

Sin darme cuenta he acabado tomando un café en un local casi desierto intentando decidir qué hacer.

Una hora después me encontré sentado en una oficina del corte ingles. Treinta minutos más tarde estaba conduciendo mi Willy camino de casa con más desilusión que esperanza y con un cambio de reserva para París. Mi padre y su mujer son los que van a disfrutar de lo que yo planee unos días atrás para la mujer de mi vida y para mí.


¿Un consejo? Nunca reservéis un mes antes y menos si es para dar una sorpresa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo contigo me iría al fin del mundo y lo sabes?¿?¿?¿¿ pero... por qué no te viniste a Tenerife?¿?¿?¿?¿ :(